La colecta del Fondo Común Diocesano es la más tradicional de la Iglesia en Montevideo y uno de sus mejores ejemplos de corresponsabilidad. Habitualmente, en las misas de las parroquias y capillas hay colectas de dinero. Lo que allí se entrega se destina a los gastos propios de ese lugar: luz, agua, mantenimiento, personal, etc.
En la colecta del Fondo Común Diocesano, los aportes de todos los fieles se destinan a gastos básicos de la Iglesia de Montevideo: la formación de los seminaristas, el sostenimiento de los sacerdotes ancianos (en el Hogar Sacerdotal) y la ayuda a los sacerdotes que están en actividad en las parroquias más carenciadas de la ciudad. Se puede participar a través de la colecta que se hace tres veces en el año destinada a este fin en las diferentes comunidades o aquí mismo de forma digital.